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El Describidor

Dinosaurios nuevamente en peligro de extinción

En la pared derecha, junto a las huellas, se puede distinguir la falla geológica que cruza verticalmente el farallón. La mayoría de visitantes que arriban al parque ignora por completo que la sombra de la extinción puede depositar nuevamente su manto oscuro e implacable sobre el único testimonio de existencia de estas criaturas prehistóricas en Bolivia. La tierra podría tragarse parte de los vestigios encontrados en el farallón causando daños severos e irreversibles en este patrimonio turístico de los bolivianos.

Posado en la rama más alta de una palmera, el pichón de cernícalo otea nervioso cada uno de los jardines y corredores de la plaza 25 de mayo. Abajo, la bulla estridente de los turistas y la curiosidad gatuna de los habitantes chuquisaqueños acaban por perturbar su tranquilidad y sosiego. Pero tanto afán y ruido desmedido tienen motivo y justificación propia. La histórica ciudad de Sucre, de calles apacibles y parajes discretos, es otra desde que se inauguró el Parque Cretácico.

Hombres espigados de contextura aparatosa y tez rubicunda hacen su arribo a la capital boliviana buscando afanosamente las monumentales pisadas de los saurios extintos. Jornada tras jornada, las distintas delegaciones de turistas extranjeros recorren calles y avenidas capitalinas solicitando información para dar con el paradero del yacimiento de huellas de dinosaurio más grande del mundo.

Y es que el farallón de la cantera de Cal Orck‘O exhibe estampadas en sus paredes 5000 huellas de diversos dinosaurios. Por estos parajes, cuando la capa de la tierra estaba cubierta de helechos y humedad constante, caminaban cautelosas las manadas de iguanodontes y anquilo saurios, que no escatimaban esfuerzo alguno en cuidarse las espaldas de las feroces embestidas del que fuera el máximo depredador del lugar, el Carno tauro. Este dinosaurio carnívoro de apariencia temible, tenía dos protuberancias en forma de astas en los extremos de su cabeza cárdena, las mismas que lo hacían parecido a un toro de rodeo.

Este tipo de historias -inverosímiles si es que no se tuviera la posibilidad de observar la replica exacta de los animales en el parque- es asimilada y digerida con satisfacción por todos los visitantes que llegan hasta el Parque Cretácico de Sucre. Entonces, el despliegue de la imaginación avanza a pasos de giganto saurio por cada uno de los recodos del parque. Aquí, niños y adultos estremecen su asombro ante las fauces descomunales del Tirano saurio Rex y no pierden la oportunidad de sacarle una fotografía al más visitado y conocido de los dinosaurios de Cal Orck’O.

De esta manera, la atracción en la ciudad de Sucre se centra en las pisadas de las bestias extintas y en la magnífica reproducción a escala de las imágenes de estos asombrosos reptiles. Por cierto, obra encomendada al talento y creatividad de profesionales argentinos y bolivianos.

Sin embargo, la mayoría de visitantes que arriban al parque ignora por completo que la sombra de la extinción puede depositar nuevamente su manto oscuro e implacable sobre el único testimonio de existencia de estas criaturas prehistóricas en Bolivia. La tierra podría tragarse parte de los vestigios encontrados en el farallón causando daños severos e irreversibles en este patrimonio turístico de los bolivianos.

Hacia la extinción

En las afueras de la ciudad, las colinas circundantes a la fábrica de cemento Fancesa guardaron celosas por siglos un tesoro invalorable para la paleontología y sus estudiosos. Ni el más optimista de los profesionales de esta ciencia habría pensado que detrás de esas areniscas rojas y estratos de arcilla colorados, se hallaban ocultas las huellas de los gigantescos reptiles que alguna vez gobernaron el planeta. A partir de las extenuantes y rutinarias jornadas laborales de los obreros de la fábrica de cemento, más un golpe de fortuna, se posibilitó el descubrimiento de este importante reservorio paleontológico. La superficie del farallón, donde se hallan las huellas de dinosaurio, está traspasada por varios elementos tectónicos, en su mayoría fisuras quebradizas en la capa de la tierra, los cuales podrían debilitar la estabilidad de una de las paredes y dañar considerablemente el sector de las pisadas dobles de titanosaurio.

“Durante la primera misión científica, liderada por el doctor Christian Meyer, profesional de la Universidad de Basilea en Suiza, se pudo verificar que la posición del farallón estaba sujeta a varios efectos negativos que inciden en su degradación. Por un lado está la lluvia con su humedad corrosiva, también inflingen daños importantes el viento, la erosión y el crecimiento desproporcionado de la vegetación silvestre, la cual genera grietas en la parte superior del farallón”, sostiene preocupada Roxana Acosta, Directora de Turismo de la Alcaldía de Sucre y gestora importante del proyecto de Cal Orck’O.

En la gestión 2003, el Gobierno Municipal de Sucre elabora un primer proyecto para conservar el estado de las huellas e impedir su deterioro. Se necesitaba con premura la suma de un millón de dólares para impedir el resquebrajamiento de la tierra y la inevitable pérdida de las pisadas. “Fueron muchos y sacrificados los esfuerzos de la alcaldía para obtener esta suma. El primer monto para ejecutar la primera fase de la obra se logra gracias al concurso del Viceministerio de inversión Pública y Financiamiento Externo, se gestionan 157.500 dólares que son destinados a labores paliativas’’, complementa la autoridad municipal.

A comienzos de año, la Alcaldía de Sucre logra un nuevo contacto con el Museo de Historia Natural de Basilea en Suiza y con la empresa internacional Geotest. Esta última es especialista en desastres naturales y cooperó con el museo suizo en temas de conservación de huellas prehistóricas. La misión de paleontólogos llega en febrero para arrancar con la primera fase, trabajando en la impermeabilización por medio de una geomembrana en la zona riesgo del farallón. La idea estuvo centrada en impedir el efecto corrosivo de las lluvias. Así mismo, los científicos suizos instalaron extensómetros en el sector para poder medir el comportamiento formativo del farallón. La intención de los expertos estuvo en observar el tiempo de movimiento de la tierra y con qué frecuencia y rapidez se van separando los estratos sólidos que conforman el farallón de huellas.

Las fallas geológicas

Cada vez que se divisan los negros nubarrones sobre el cerro Churuquella, Roxana Acosta y su equipo de trabajo suspiran inquietos pensando en los posibles daños que acarrearía un aguacero sobre las huellas de dinosaurio. No quieren ni imaginarse los estragos y las pérdidas que ocasionaría el temporal. “Hay que recordar que las fallas geológicas no afectan a todo el farallón. Sin embargo, con una precipitación pluvial de características importantes, un 5% de éste se vería terriblemente comprometido. Y es en esta parte donde se encuentran las pisadas dobles de los titanosaurios. Como se ve, el riesgo de perder estas piezas es inminente, además, no sólo Sucre perdería parte de un atractivo turístico y científico invalorable, lo haría el país en su conjunto’’, añade Acosta.

Según el informe extendido por los científicos Kaspar Graf y Georg Heim de la empresa suiza Geotest, junto a las pisadas de dinosaurio se presenta amenazante una grieta en forma vertical. Mientras que en la parte superior de la zona de riesgo se halla otra abertura de 5 centímetros de ancho y 110 metros de largo. Ambas podrían desencadenar una remoción de tierra y poner fin de esa manera a las placas que contienen registro de vida cretácica.

Este sector, denominado por los expertos como triángulo en proceso deformativo avanzado, debería estabilizarse lo más pronto posible, ya que la época de lluvias está próxima y los trabajos de prevención se verían seriamente perjudicados de no tomar las medidas correspondientes.

Una operación costosa

La única solución para salvaguardar los rastros de dinosaurios en la región de Cal Orck’O es anclar las rocas del farallón con clavos galvanizados de seis metros de longitud que deben cruzar horizontalmente la montaña y sostener de esta forma el peso de las rocas. Para llevar adelante esta operación, se necesitarían entre 600 y 900 clavos con estas características. El costo de este trabajo demandaría la inversión de dos millones y medio de dólares. Cifra altamente costosa si se toma en cuenta los ingresos que perciben las entidades públicas en Bolivia.

Por el momento, la Alcaldía de Sucre, y los científicos suizos se hallan analizando el costo de la operación que podrá preservar por más tiempo las marcas de los dinosaurios. Sin duda, todos quieren aunar esfuerzos para mantener vigente este obsequio de la naturaleza.

Mientras tanto, en la vieja palmera de la plaza principal, el joven cernícalo extiende tranquilo sus alas para desperezarse. El barullo de la gente se va diluyendo a medida que entra la noche. Sucre regresa a la normalidad.

Mauricio Belmonte Pijuán

La contaminación avanza sin freno en el lago sagrado

Los residuos no son el único problema. La introducción de especies foráneas está acabando con los peces nativos y la totora, planta que identifica a la famosa superficie lacustre, está en malas condiciones.

La cantidad de berro acuático y lenteja de agua hace inútil al remo, obligando a Filomeno Choque a utilizar una pértiga de dos metros para moverse en las empantanadas aguas del lago menor del Titicaca, con menos profundidad que el resto del embalse y donde se demuestra que los problemas relacionados con los residuos se han generalizado en la inmensa superficie lacustre.

En este punto, a dos horas y media de la ciudad de La Paz, el color verde es un indicador de la mala salud de la cuenca, afectada por la contaminación proveniente de El Alto, Viacha y otras poblaciones en las orillas de las aguas. La poca profundidad del lugar, además, permite que los desechos aceleren el proceso de destrucción de la zona lacustre y alteren la cadena alimenticia.

El problema de la comida

Uno de los fenómenos más perjudiciales es el ocasionado por los desechos orgánicos —aguas servidas, heces fecales de animales y humanos, vegetación muerta, animales muertos, restos de los mataderos y comida—, pues éstos llevan a que se produzca la deutrofización, que implica un aumento de nutrientes ricos en hidrógeno. Es decir, lo que provoca esto es que la cantidad de alimento del lago menor sea mayor al que las especies nativas, vegetales y animales, pueden procesar.

“Entonces, el sistema comienza a colapsar, interrumpiendo toda la cadena alimenticia, eliminando la producción de oxígeno por medio de la fotosíntesis y empantanando las orillas del lago”, comenta el biólogo Francisco Fontúrbel, quien ha realizado ya varios estudios, principalmente en las zonas de Cohana, la más afectada, Huatajata, Achacachi, Tiquina y Copacabana.

Desde El Alto, los elementos contaminantes llegan a través del río Pallina, tras ser parcialmente procesados por la planta de purificación de Puchucollo. Lamentablemente, ésta no puede realizar su trabajo de forma eficiente al estar diseñada para atender sólo las necesidades de una población de 300.000 habitantes. Y es que en los últimos años, la población de El Alto ha alcanzado ya el millón de personas.

Por otro lado, a lo largo de los afluentes del Pallina funcionan mataderos clandestinos familiares. ´Como son establecimientos precarios, carecen de un sistema de alcantarillado y sanidad efectivo. Por eso, los restos del carneo terminan en el desagüe natural de los ríos”. Esto, según Fontúrbel, aumenta las posibilidades de infección del ganado que pasta en el Titicaca, ya que los animales no pasan por un control de calidad.

“Antes, todo estaba mejor. Ahora, siempre huele mal. Las totoras están podridas y los animales se enferman. Y nosotros no podemos alimentarlos de pescado, ya que no hay ni un ispi cerca de acá´, lamenta Carlos Morales, vecino de Cohana.

Por si fuera poco, la basura plástica que cubre parte las orillas es una muestra de que las comunidades también son parte del problema.

Afecciones para la salud

Lo peligroso es que los principales afectados por el mal estado de salubridad del lago son sus habitantes.

En este sentido, estudios de la Unidad de Limnología de la UMSA y una serie de consultoras demuestran que el agua consumida por los pobladores de Achacachi, Huatajata, Tiquina y Copacabana contiene altas concentraciones de bacterias típicas de las heces fecales de los mismos seres humanos.

Incluso, en los espacios situados tras los restaurantes las aguas se hallan encharcadas y las moscas y los gusanos son abundantes.

Por su parte, especies foráneas como el berro y la lenteja acuática prosperan de manera alarmante, cubriendo la superficie del lago con un manto verde putrefacto que impide que el resto de las plantas pueda realizar la fotosíntesis.

Por todo esto, las turbias aguas rara vez dejan ver lo que hay bajo de la superficie, y cuando se puede atisbar algo uno se da cuenta de que no existen peces de ninguna clase.

Residuos inorgánicos

Pero más preocupante todavía es el aumento del sedimento en el fondo del lago y la presencia de químicos y de metales pesados como consecuencia de la pujante actividad empresarial alteña, las fábricas de Viacha, las barcas del estrecho de Tiquina y la intensa actividad hotelera de Copacabana.

Al igual que en un plato de sopa, la contaminación comienza en las orillas y se va extendiendo al centro, mientras que la ganadería bobina y la basura plástica y metálica ganaron ya terreno al lago. Según datos proporcionados por el investigador Francisco Fontúrbel y el Instituto de Limnología, los cinco metros de terreno embarrado que ahora se ven en las orillas fueron hace 10 años parte del fondo del lago. Sin ir más lejos, María Quispe, vecina de Cohana, recuerda que las olas lamían antes los cimientos de su casa, que actualmente se encuentran a siete metros del límite.

Especies introducidas

Otro de los quebraderos de cabeza para los habitantes del lago es el de la progresiva introducción de especies foráneas, que compiten con las nativas. La competencia por la comida es voraz y, paradójicamente, son los nuevos animales, como la trucha y el pejerrey, los que tienen mayores posibilidades de sobrevivir.

El pejerrey, por ejemplo, es sumamente adaptable y un feroz depredador, y las colonias de este pez suelen dominar los ecosistemas donde son introducidos. Algo similar ocurre con las truchas. Además, su carne es más cotizada que la de las especiales locales, y en los criaderos se alimenta a la trucha y al pejerrey con los peces nacionales del mismo Titicaca, como el ispi.

La consecuencia es que especies como el Telmatobius culeos o rana del lago ya no existen en ciertas zonas como Huatajata y Achacachi.

En este contexto, únicamente algunas aves como el pato de pico azul son capaces de subsistir sin demasiados agobios. En este caso, la clave radica en su potente estómago, que es capaz de digerir los gusanos y los caracoles infectados que habitan en los totorales sin sufrir daños. Una suerte, pues hasta la ganadería corre serio riesgo al ingerir los alimentos contaminados próximos a la planta más tradicional del lago.

Un junco en peligro

Y es que la totora es el vegetal del lago por excelencia. No por nada, desde hace siglos los pobladores de la ribera emplean sus tallos para construir viviendas, embarcaciones y como fuente de alimento.

´Antes, los totorales eran frescos y jugosos. Ahora tienen grasa que vienen de los desagües´, asegura Filomeno Choque con gran tristeza.

Esta situación, sin embargo, no detiene a los dueños de ganado, que administran la planta como forraje para vacas y burros, que quedan infectados con parásitos como la faciola hepática, que puede atacar a los seres humanos. Según los científicos del Instituto de Limnología, el parásito mencionado amenaza el hígado de los vertebrados, cavando galerías en el vital órgano.

´Por otro lado —dice el biólogo Rubén Marín—, el caótico panorama se completa con la presencia de las bacterias y los contaminantes provenientes de las industrias´.

Posibles soluciones

Con todo, también hay algunos aspectos positivos que se pueden rescatar, sobre todo desde que Cohana advirtió acerca de los altos niveles de contaminación del lago.

Desde ese momento, diversas organizaciones, tanto públicas como privadas, hacen estudios para determinar posibles soluciones. Y las propuestas van desde planes de educación hasta millonarios proyectos para tratamiento de aguas.

En este sentido, la Prefectura del departamento de La Paz está desarrollando un complejo programa que incluiría la construcción de plantas de purificación en los distintos afluentes del mítico lago. Asimismo, está prevista la ampliación de la planta de Puchucollo y el dragado de aguas de bahía Cohana. En este último punto, los vecinos, a cambio de ocho proyectos regionales subvencionados por la Prefectura, ya están trabajando en la limpieza manual de la lenteja de la superficie. Aunque eso más que una solución real es un paliativo.

´El problema con nuestros planes es que como el lago está entre Perú y Bolivia es internacional, por lo que el trabajo debe efectuarse entre el Ejecutivo nacional y el país vecino´, sostiene Alejandro Zapata, secretario de la Prefectura encargado de monitorear el Titicaca.

Por su parte, Wálter Valda, viceministro de Cuencas, asegura que el Gobierno boliviano está tomando las medidas necesarias para controlar el asunto, tomando en cuenta la participación de diversos sectores de la sociedad, especialmente los pobladores de las riberas del lago. ´Todo trabajo que hagamos en el Titicaca debe contar con la participación de los originarios de la región, pues ellos son quienes mejor conocen el lugar´.

Y los científicos también lo tienen claro. Para ellos, lo esencial es una labor integral. Así lo apunta al menos Francisco Fontúrbel. ´Si no se hacen bien las cosas, sería como tratar una infección limpiando sólo el pus. Hay que dragar el lago, tratar las aguas, repoblar las especies piscícolas y procurar un buen manejo del territorio, pues, caso contrario, miles de personas quedarán en la calle sin medio de ingreso y desaparecerá una de las cuencas más importantes de la región´.

Jorge Soruco

Resveratrol: hallan en el vino claves para vivir mejor

El científico Plácido Navas, de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), demostró que el resveratrol, un compuesto natural que se encuentra en alimentos comunes como el vino tinto, la uva negra o las nueces, mejora el estado de salud y podría aumentar la longevidad de los mamíferos.

El equipo de este científico, de las universidades estadounidenses de Harvard y Baltimore, ha sometido durante seis meses a ratones obesos de un año a tres dietas diferentes: una normal, otra grasa, y por último, una hipercalórica suplementada con el ya citado resveratrol.

El resultado de la investigación, que se realiza por primera vez con mamíferos y que fue publicado en la versión on line de la revista científica internacional Nature, es contundente.

Después de seis meses a base del compuesto del vino, la mayoría de los efectos negativos de la obesidad, generados por una dieta rica en grasas, habían desaparecido.

Según Plácido Navas, "al envejecer, la mitad de los ratones sometidos a una dieta rica en grasas habían muerto mientras que en el grupo con resveratrol sólo lo habían hecho menos de un tercio".

Resultados

Vida más sana

• Los ratones no tratados presentaron una mayor concentración de insulina y glucosa.

• La esperanza de vida de los ratones tratados aumentó entre tres y cuatro meses con respecto a los roedores obesos.

• El resveratrol invirtió los cambios del diseño genético de los ratones relacionados con enfermedades propias de las dietas con alta cantidad de calorías, como la diabetes o enfermedades del corazón.

• Este componente del vino revirtió también los efectos negativos del sobrepeso respecto a las habilidades del movimiento y coordinación.

¡Qué solos se quedan los muertos!

El escritor Ramón Rocha Monroy presenta en Sucre su nueva obra sobre Antonio José de Sucre. Se trata de una novela entre la ficción y la realidad que narra la vida del Mariscal de Ayacucho

Sucre y La Casa de la Libertad, sin duda son los lugares más adecuados que escogió el escritor Ramón Rocha Monroy para presentar su nueva novela ¡Qué solos se quedan los muertos!, mitad ficción, mitad historia sobre la vida de Antonio José de Sucre, el héroe de Ayacucho.

El libro acaba de salir de los talleres de la editorial El País en Santa Cruz y el público chuquisaqueño será el primero en conocerlo este miércoles 8 de noviembre a las 19:00.

El escritor, nacido en Cochabamba en 1950, suma su literatura con esta obra a las ya publicadas "El run run de la calavera" (premio Guttentag 1983), "El padrino" (1978), "Ando volando bajo" (premio Guttentag 1996), "La casilla vacía" (Alfaguara 1997), “Ladies Night” y “Potosí 1600” (Premio Nacional de Novela Alfaguara). Además ha escrito un libro de cuentos: "Alla lejos" y un ensayo "Por la liberación de la pedagogía nacional" (1975).

Rocha Monroy ha ejercido cargos diplomáticos, fue viceministro de cultura, se ha dedicado por más de dos décadas al periodismo escrito, en el que mantiene una columna firmada con el seudónimo "Ojo de vidrio".

La obra, según el autor, echa luces reveladoras sobre la entrevista de Guayaquil entre Bolívar y San Martín, las críticas de Sucre a Andrés de Santa Cruz, que incubaron una profunda enemistad. Además de los entretelones de la fundación y el gobierno de Bolivia, y la historia de amor con Manuela Rojas, que permitió el nacimiento de Pedro César, el hijo boliviano del héroe de Ayacucho.

Una feliz casualidad propició que quién escribe esta nota encontrará, en Santa Cruz, al también conocido como “el ojo de vidrio” en el marco de un encuentro de escritores realizado hace unos días en esa ciudad oriental.

Precisamente el autor de “Potosí 1600” instruía los últimos detalles de la publicación de novela.

Así nació esta entrevista, realizada en la ciudad de Santa Cruz, que anuncia la presentación de un libro en Sucre y que fue redactada en Cochabamba.

Los Tiempos.- Qué aspectos de Antonio José de Sucre le conmovieron como para emprender la escritura de una novela sobre su vida.

Ramón Rocha Monroy.- La verdad es que después de la lectura de las Cartas de Sucre, publicadas por la Fundación Vicente Lecuona de Venezuela y alguna que otra biografía, me sorprendió un dato inicial: que durante 70 años su cadáver (sus huesos) había estado oculto en el altar mayor de la iglesia del Carmen de Quito, por el excesivo celo de su viuda, doña Mariana Carcelén. Pero también porque Sucre era peligroso tanto vivo como muerto, como el Cid, como el Che, como Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Además, debo decir que esta investigación de la vida de Sucre ha sido toda una experiencia mística, por la personalidad extraordinariamente humana de Sucre.

Como nunca, antes de iniciar la redacción de la obra realicé una ceremonia especial prendiéndole una vela a su retrato, literalmente para convocarlo, para que me ayude a avanzar en la reconstrucción de su vida.

La novela se constituye en una reflexión sobre la muerte, es decir, me ha servido para preguntarme lo que se han preguntado muchos filósofos en su momento ¿Qué ocurre después de la muerte?, dormir, dormir o tal vez soñar.

LT.- En qué momento de la vida de Sucre hace énfasis su novela.

RRM.- Sucre vivió el año más aciago de toda la historia de Latinoamérica en 1830. Cuando se derrumbó el sueño de Simón Bolívar de construir la Gran Colombia. Año en que empiezan a enfrentarse las provincias de la Gran República que había soñado el libertador.

Ese año también es asesinado el héroe de Ayacucho, yo creo que con tantos problemas en realidad nunca descansó en paz, de modo que esos huesos frente al altar mayor de la iglesia de Quito, estaban calcinados por sus propios deseos y sueños insatisfechos.

LT.- Sobre sus personajes, ¿estos son militares, familiares, amigos del Mariscal, quién cuenta la historia?

RRM.- Toda la dramaturgia de la novela gira en torno a Sucre, su viuda y su asistente. Se trata de una novela conjetural, pues interviene un personaje que tiene un nombre muy curioso: se llama “Uno”, en sentido que en el desarrollo de la novela se dice “uno supone”, “uno se atrevería” o como el tango “uno busca lleno de esperanzas”.

Entonces este Uno va haciendo conjeturas. Por ejemplo Uno dice “esos huesos calcinados estarían pensando…”.

Y todos los pensamientos de rencor y venganza le ocurren a Sucre después de su muerte en la novela

LT.- Qué tanto de realidad y qué de ficción tiene su novela?

RRM.- Digamos que todo los que tiene que ver con su muerte tiene que ser necesariamente ficción. Ahora los datos históricos presentes en la novela son auténticos, han sido extraídos de sus cartas. Esa es la parte dramatizada de la obra, pero que me ha parecido muy interesante. Y el personaje del asistente está en la obra como fuente de información.

En la parte histórica se va reconstruyendo el asesinato, los juicios y con la mirada hacia atrás hasta llegar al primer síntoma de que el proyecto se derrumbaba.

Como un anuncio de lo que iba a venir, el 18 de abril de 1828 Sucre sufre un atentado en la ciudad de Chuquisaca, donde le hieren en su brazo derecho. Pero resulta que ese no fue el primer anuncio y fue seguido por varias señales de alarma de que la conspiración venía desde Lima y Buenos Aires. Sorda y silenciosa terminaría con la invasión de Gamarra que precipitó la captura y renuncia de Sucre, aunque él ya tenía la intención de irse.

LT.- Y sobre su vida privada y los amores de Sucre, ¿puede adelantarnos algo?

RRM.- También están presentes, pero mitad historia y mitad ficción. Por ejemplo sus amores con Manuela Rojas. Los detalles de esta relación he tenido que imaginarme porque no existen datos ni hay testimonios de los amores de Sucre. Pero sí me sirvió mucho una investigación genealógica de Elvira Silveti.

Esta Manuela Rojas era hija del guerrillero tarijeño Manuel Rojas, quien combatió junto a su hermano Ramón con Belgrano y de Eustaquio Méndez, guerrilleros heroicos que ahora son honrados en Tarija.

Dos de sus hijas María Salomé y Manuela vivían en Chuquisaca. Según el estudio de la señora Silveti, Manuela fue presentada a Sucre por Casimiro Olañeta.

Me atrevo a decir que Olañeta tenía alguna intención con esta dama porque al parecer una razón para la tremenda aversión que le tenía a Sucre tiene que ver con un problema de celos.

Esta dama también es interesante porque declaró que tuvo ochos hijos pero de padres diferentes. Tenía una personalidad intensa e independiente en una época nada propicia.

Doña Manuela tuvo una gran descendencia que se dispersó por varias ciudades de Bolivia, y precisamente en Cochabamba la familia de don Jorge Rojas Tardío desciende de ella.

SINOPSIS

Tres voces cuentan la historia

La dramaturgia de la obra consiste en el monólogo incesante de la viuda de Antonio José de Sucre, las palabras del asistente y el silencio de esa alma que quizá está conjeturando de acuerdo a las noticias que recibe sobre cómo la enviaron a la otra vida. La historia se remonta y remonta, entonces, hasta llegar a los síntomas más remotos de la caída, en especial el motín del 18 de abril de 1828 en Chuquisaca, donde lo hirieron a Sucre en el brazo. A partir de allí, Sucre inicia una cabalgata final hacia la muerte que culminará en Berruecos.

Pero paralelamente los tres involucrados, la viuda, el asistente y Antonio José, se encuentran finalmente cuando los tres ya son almas, y entonces vuelven a la Casa Azul y hurgan los archivos de Sucre, y abren las petacas y sacan los viejos trajes y danzan y cuentan historias, reproducen voces y episodios del tiempo heroico, del gobierno de Bolivia, del reencuentro amoroso en Quito... hasta que se disipan. O sea que todo lo histórico es visto a través de la óptica de esas tres almas.

Pocos recuerdan que el cadáver de Antonio José de Sucre permaneció oculto durante setenta años en la Iglesia del Carmen Bajo, en Quito. Esta circunstancia convierte el asesinato de Antonio José en algo más que un episodio capital de su vida, pues un alma tan entregada al sueño de Bolívar quizá no pudo jamás descansar en paz luego del golpe artero que sufrió en la sombría cuesta de La Jacoba o Quebrada de Berruecos en 1830.

Michel Zelada Cabrera

Machu Picchu, en riesgo de dejar de ser Patrimonio de la Humanidad

Es por la construcción ilegal de un puente sobre la vía que conduce a la ciudadela inca de Cuzco. Machu Picchu corre el riesgo de perder el estatus de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad que le otorgó en 1981 la UNESCO debido a la construcción ilegal de un puente sobre la vía que conduce a la ciudadela inca, alertó ayer la ministra peruana de Comercio Exterior y Turismo, Mercedes Aráoz.

La ministra arremetió contra varias autoridades de la zona, pero en concreto acusó a la alcaldesa de La Convención y promotora de la infraestructura, Fedia Castro, de quien dijo que está "totalmente fuera de la ley, sin respetar las órdenes judiciales". Y es que la Justicia ordenó en julio pasado, cuando se anunció el proyecto, detenerlo porque viola las leyes de áreas protegidas y de patrimonio cultural.

"Si perdemos el nombre de Patrimonio de la Humanidad le haríamos un daño tremendo a nuestro principal icono turístico", señaló Aráoz, al explicar que en febrero próximo funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) visitarán Perú para observar el estado de conservación del lugar.

Agregó que en lo que va de año, Machu Picchu ha recibido 500.000 turistas, un 75 por ciento de ellos extranjeros, y alertó de que si se verifica que "no es un patrimonio cuidado", se perderán "divisas importantísimas".

Los alcaldes de la zona donde se construye el puente, en la provincia de Cuzco, están enfrentados desde julio con el Instituto Nacional de Cultural (INC) porque consideran que no se les permite el desarrollo económico que necesitan.

La titular de Turismo sostuvo que "en octubre pasado se llegó a un acuerdo para trabajar en una estrategia de desarrollo carretero, ferroviario y aéreo, incluyendo un helipuerto, en la zona de Santa Teresa que es la que más necesita, pero por el lado donde no se hace daño al patrimonio".

También en declaraciones a Radio Programas del Perú (RPP), la directora del INC, Cecilia Bákula, dijo hoy que "los bienes del patrimonio cultural de la nación son de todos los peruanos y preservar Machu Picchu no es estar en contra de los intereses locales ni regionales, sino es una supranecesidad, es un supraderecho, es un suprainterés".

Agregó que "si Machu Picchu es puesto en la lista de riesgo, esto significa que a los ojos del mundo Perú aparece como un Estado incapaz de conservar aquello que ha sido declarado como patrimonio". El agravante -agregó- es que cuando un país acepta que uno de sus bienes sea declarado Patrimonio Cultural o Natural de la Humanidad asume el compromiso de preservarlo.

Fuente: La Vanguardia

¡Qué fácil había sido gobernar Bolivia!

Este país, que tiene imagen de ingobernable e inestable, esta demostrando que la cosa había sido fácil nomás: era suficiente con no robar… tanto. Sí, tanto, porque alguien debe estar metiendo la mano por ahí, pero ya casi no se nota comparado con la desfachatez de los políticos de antes. Este gobierno podrá tener mil defectos, pero nadie hasta ahora podrá levantar el dedo y acusar a Evo o a su Vicepresidente de que son corruptos, y esa es la base de su fuerza. Fuerza moral, de la que carecieron sus antecesores, ladrones todos.

¿Por qué fácil? Porque sin que el Gobierno haga mucho más que lo lógico y ético, este país está comenzando a dar muestras de que se está levantando. Ya hay indicadores que así lo muestran. La confianza del pueblo y su autoestima han aumentado notoriamente desde que se obligó a las petroleras a firmar nuevos contratos (lo que los anteriores gobiernos tildaron de imposible) y a quedarse con el 18% de la producción para ellas y el 82% para el estado (antes, el 18% era para el estado boliviano). Las exportaciones van camino a dígitos históricos. El empleo está aumentando, levemente, pero se nota en algunos rubros. Ya no hay ladrillos en las grandes fábricas sino para entregas hasta dentro de un mes. Aumenta el índice de producción de cemento y energía eléctrica. Se recupera la confianza desde que USA dio señales de que se postergaría el ATPDEA. Los salarios, especialmente de profesionales, están incrementándose (aunque en gran parte debido a la migración de los mismos). Los conflictos sectoriales, especialmente de la tierra, están haciéndose cada vez más locales, pese a los esfuerzos de los dirigentes gremiales de los empresarios que tratan de generalizarlos y traer agua a sus molinos.

Otra señal que gusta mucho (sí, porque tratándose de políticos es cuestión de gustos) es que la oposición política está cada vez más desarmada con las medidas que el Gobierno está impulsando. Fue muy potente la declaración del Senador Guiteras, de PODEMOS (liderizado por Tuto Quiroga, hoy fuertemente cuestionado dentro de sus propias filas), en el sentido de que “este Gobierno nos está devolviendo la dignidad a todos los bolivianos”, y que “los gobiernos de antes nos mintieron” (incluido el suyo, de Tuto). Y Guiteras no es ningún segundón. Cada día se nota más que el desprecio que provocaban los políticos tradicionales (ADN, MNR, MIR) se está volcando en rechazo militante por parte de la población. Es que el boliviano esta más contra los anteriores que a favor del MAS, el partido de Evo Morales.

¿Cuál es el peligro? Que al desarme de la oposición se cree un gobierno cada vez más totalitario y dictatorial. Es que muchos piensan (pensamos) que mejor sería una dictadura que volver a los piratas y corsarios políticos de antes. Pero también el mismo gobierno sabe que el pueblo no tolerará una nueva dictadura, sea militar o proletaria o campesina. Ya aprendió que botar a un Presidente no es cosa del otro mundo, y que una raya más al tigre no le hace nada…

El monasterio de la sabiduría

Strahov, en la zona de El Castillo de Praga, alberga, entre otras joyas, una valiosa biblioteca con antiguos manuscritos. Estrechamente vinculado con la historia de Praga, El Castillo alberga una serie de iglesias, palacios, museos y calles históricas: un conjunto ineludible en la capital de la República Checa. Uno de ellos es el Monasterio de Strahov, fundado en el año 1140 por la orden religiosa de los premonstratenses, que guarda grandes obras de arte, desde la época medieval hasta nuestros días. Instalado en una zona de particular belleza, a eso se suma la visión de la ciudad desde los jardines del monasterio: una postal de cúpulas, tejados, colinas verdes y el río Moldava.

Strahov fue construido por mandato del príncipe Vladislav II, para los monjes de la orden de los premonstratenses, fundada en el siglo XII y con una gran influencia en la Europa medieval, especialmente en el terreno político y en la enseñanza. El emperador Carlos IV lo incluyó dentro del perímetro de las murallas de Praga. El monasterio sufrió varias modificaciones, hoy de estilo gótico, aunque conserva huellas de estilo románico. Desde 1953, es también la sede del Museo Nacional de Literatura checa.

Caminar por el lugar es recrear épocas pasadas, en medio de una atmósfera de sabiduría, como una sala dedicada al pensamiento del maestro checo Jan Hus, reformador y rector de la universidad de Praga. Los escritos reproducen sus célebres sermones de la capilla de Belén, por los que el concilio de Constanza lo condenó a la hoguera en 1415. En las paredes del museo está su histórica profesión de fe: "¡Maldición a mí si me callo!"

En la biblioteca histórica del monasterio de Strahov se pueden ver innumerables manuscritos ilustrados medievales, como un códice que muestra a San Marcos, sentado de frente y leyendo. El fondo dorado contrasta con el rojo violeta de su manto y del escritorio. La biblioteca guarda joyas capaces de alterar a cualquier bibliófilo: en ella hay miles de manuscritos, como una Biblia completa, realizada por monjas en el siglo XIII.

También está el registro de los años más recientes y la obra de uno de los escritores checos más importantes, Jan Neruda (1834-1891), que describía la realidad con agudeza y humor. Su obra más importante es "Cuentos de Mala Strana".

Otra de las salas es la Teológica, de estilo barroco. Allí se pueden contemplar globos terráqueos fabricados en los siglos XVII y XVIII y el manuscrito más antiguo de monasterio, un Evangelio en pergamino del siglo IX. En la sala Filosófica, de estilo clásico, el techo está decorado con un fresco del siglo XVIII. Es del pintor checo Franz Maulbertesch y muestra "La lucha de la Humanidad por el conocimiento de la sabiduría auténtica".

Josefina Mol.

Cartagena, legendaria y sensual

El pulso de la ciudad vieja, bajo la mirada de un enviado. La deslumbrante arquitectura, la historia, los mitos y los personajes.

"Vivan los novios", grita un hombre de frac y largas patillas apenas la pareja traspone el atrio de la iglesia. Suenan las campanas, hay más gritos de felicitaciones, besos y manos que agitan galeras al aire. Florentina y el aristocrático médico Juvenal saludan y parten en un mateo. A los pocos metros, la mujer vuelca levemente la cabeza hacia la iglesia, como buscando a alguien o algo entre tanta gente. "Corten", indica el director.

Ignacio debe andar por los 70 años, es alto y flaco, y tiene la piel de la cara ajada y los ojos verdes. Ignacio se aburrió del mar, de tanto horizonte azul y parecido; y se cansó también de tantos sacrificios durante casi 30 años en un barco pesquero. Ahora está parado detrás de unas cintas rojas y blancas que impiden acercarse a la iglesia San Pedro Claver, donde acaban de casarse Florentina y Juvenal. Parece feliz Ignacio: todos los días sale temprano a vender su mercancía y todos los días las calles le muestran algo distinto. En sus manos lleva un manojo de collares de caracoles y piedras de colores brillantes, pero no los ofrece. No quiere perderse ningún detalle de la filmación de la película "El amor en los tiempos del Cólera", basada en la novela homónima de Gabriel García Márquez, que ha inundado de idiomas, cables y cámaras las históricas y legendarias calles de la ciudad amurallada de Cartagena de Indias.

Entre lo mágico y lo real

No fue necesario acondicionar el escenario para filmar la toma del casamiento. Es que en el casco viejo de Cartagena —declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984— la vida parece fluir según tiempos y reglas propias, a mitad de camino entre la ficción y la realidad, entre lo mágico y lo real.

Cómo clasificar sino a esos hombres durmiendo en las troneras donde hace siglos se disparaba contra los piratas; a esas parejas apoyadas contra las murallas jurándose amor eterno; a sus rumorosos mercados callejeros; a las calles que cambian de nombre en cada esquina; a esos balcones recargados de flores multicolores; a los vendedores de tutti frutti, que llevan jugo helado en enormes ollas con ruedas; a las centenarias iglesias y los secretos que encierran; a esa exuberante vegetación que amenaza con avanzar sin límites; a los vendedores de pescado que silban en busca de clientes; al traqueteo de los mateos contra los adoquines. Todo está resguardado tras estos 11 kilómetros de murallas de tres metros de espe sor. Un ambiente sensual y envolvente, más cercano al realismo mágico que al globalizado siglo XXI, que encarna personas, historias, calles, plazas. Y que conquista al viajero a primera vista.

Más allá de las murallas, en la península de Bocagrande, El Laguito y Castillo Grande, la ciudad nueva se mueve a otro ritmo: el de los centros de compras, los grandes hoteles, las discos, casinos y restaurantes.

En estas zonas también se encuentran las playas: amplias y de aguas templadas, con el colorido que le aportan las palenqueras con sus canastas con frutos tropicales sobre la cabeza y el vuelo de las María Mulata —el poético nombre que reciben aquí los cuervos—, pero sin los soñados condimentos de las playas caribeñas. La arena de la costa no es blanca ni dorada, sino más bien gris; y el color del mar oscila entre el verde y el azul oscuro.

Para disfrutar de un día de playa al mejor estilo caribeño, hay que tomar un barco en el Muelle de los Pegasos que a los 40 minutos dejará en las Islas del Rosario, un paraíso de aguas turquesas, peces multicolores y arenas doradas. Sin embargo, Cartagena es fundamentalmente un destino cultural, que invita a recorrer un escenario donde todo huele a secretos lejanos; donde su deliciosa arquitectura colonial está intacta; donde todo recuerda a conquistadores, piratas y aventureros.

Llave de las Indias

Enmarcada por una profunda y luminosa bahía sobre la costa del Caribe colombiano, a 1060 kilómetros de Bogotá y con 1.200.000 habitantes, Cartagena fue fundada en 1533 por el conquistador español Pedro de Heredia y se convirtió en el enclave principal entre los siglos XVI y XVIII del Nuevo Reino de Granada.

La llave de las Indias, como se la llamó por su estratégica ubicación para los galeones que partían del Nuevo Mundo a España cargados de riquezas, fue dotada del mayor sistema defensivo de América para protegerla de los constantes ataques de piratas y ejércitos enemigos de la corona española.

La prosperidad de la Cartagena colonial aún se percibe en sus iglesias y conventos; en las cúpulas renacentistas que se asoman entre ese mar de techos de tejas de barro a dos aguas; en las fachadas de sus casas, en los balcones andaluces y en los palacios y mansiones.

El gigante de piedra

Al pie de la muralla, cuya construcción se inició en 1602 y terminó dos siglos después, está el imponente Castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte militar más importante que España levantó en América. Es un gigante de piedra con túneles, falsas puertas, pasadizos que ocultaban soldados armados hasta los dientes y hasta un sistema para hacerlo explotar si caía en manos enemigas.

Los primeros en asediar Cartagena fueron los piratas franceses Baal y Coté y los ingleses Hawkings y Francis Drake. Algunos de estos ataques, como el comandado por Baal en 1544, quien logró llevarse una importante carga de riquezas, decidieron a los españoles a iniciar distintas obras de fortificación de la ciudad, algo que la convertiría en invencible.

Así lo comprobó el almirante inglés Vernon, quien en 1741 se retiró derrotado pese a haber llegado con una flota de 186 barcos y 15.000 hombres.

"La batalla duró dos semanas. Los combates fueron sangrientos. El marino español Blas de Lezo, un hombre cojo, tuerto y manco, que tenía a su mando apenas 3.000 hombres, logró rechazar a los ingleses", cuenta el guía Walter García, junto a la estatua de Lezo, "El medio hombre", que con un parche en un ojo, pata de palo y un sable en la mano izquierda preside la entrada al castillo.

Esta batalla y los combates de los criollos liderados por Simón Bolívar que en 1811 le permitieron ser la primera ciudad de Colombia en independizarse de España, le valieron el nombre de "Cartagena, la heroica".

Muy cerca de ese icono del pasado guerrero de la ciudad que es el castillo, se encuentra el punto más alto de Cartagena: el cerro de la Popa. Está a 186 msnm y en su cima se recorta el convento construido en 1607 por los frailes agustinos en honor a la Virgen de la Candelaria. Para llegar hasta allí hay que sortear un angosto y empinado camino y una vez que se llega a la cima, algo más difícil aun: esquivar al batallón de vendedores que espera en la puerta del convento y que, como en toda Cartagena, son tan insistentes como implacables.

Sede de la imagen de la Virgen de la Candelaria, el convento es además un mirador privilegiado desde donde se puede apreciar que la ciudad es un collar de islas engarzadas en medio de canales y el mar.

Siglos de historia

Más allá de algunas paradas obligadas, quizá la mejor manera de recorrer la ciudad amurallada sea hacerle caso a la curiosidad, dejándose llevar por sus estrechas calles por aquellos sitios que llamen la atención. Entonces guiarán los pasos la belleza de esa cúpula; el impulso de ver la ciudad desde la explanada de las murallas; el colorido de un balcón; el poético nombre de una calle o el antiguo portal de una casa.

La Puerta del Reloj es la principal entrada a la ciudad vieja y un buen punto de partida. Apenas se atraviesa, se desemboca en la Plaza de los coches. Aquí, en la época colonial, Cartagena mostraba su cara más cruel: el comercio de esclavos. Aquí se los aseaba, se los pesaba y se los vendía por toneladas al mejor postor.

Ahora, desde esta plaza parten los clásicos coches —como llaman a los mateos— que recorren la ciudad al trotecito. Frente a la plaza está el Portal de los dulces, una larga recoba en la cual viejas y simpáticas mujeres ofrecen en sus improvisados puestos dulces de tamarindo, papaya y coco, polvorosas y cubanitos.

Muy cerca de allí, siguiendo la muralla, se llega a la iglesia San Pedro Claver, cuyo nombre es un homenaje a "El apóstol de los negros", el sacerdote español que se hacía llamar "El esclavo de los esclavos" y que consagró su vida a aliviar sus sufrimientos. La iglesia, frente a la plaza donde predicaba, fue construida a principios del siglo XVII; es la más importante de la ciudad y, tal vez, también la más bella. En una muestra del afecto que aún se le profesa a San Pedro Claver, sus restos son exhibidos en una caja de vidrio al pie del altar.

A tres cuadras de allí, tomando hacia el centro de la ciudad, se llega a la iglesia Catedral, la Plaza Bolívar y el Palacio de la Inquisición, donde tenía su sede el temible Tribunal de Penas del Santo Oficio.

Hacia el interior de la ciudad, el ambiente se vuelve más local. En los puestos callejeros se ofrece desde discos, frutas y remeras hasta tapas de luz y enchufes. "Más barato que en el Once", me grita uno de los vendedores. Sorprendido por esa referencia tan porteña, camino hasta su puesto. "La usamos para atraer a los argentinos. ¿Cómo los reconocemos? Son parecidos a los italianos, pero más serios", dice mientras me entrega el vuelto por un pedazo de sandía que acaba de venderme.

En la calle del Curato, a pocos metros de las murallas, una parada obligada: la casa de Gabriel García Márquez. La construcción —con altos paredones a prueba de curiosos y una privilegiada vista al mar Caribe— es la única que se diferencia del estilo colonial del casco viejo.

A cuatro cuadras de allí, la plaza Santo Domingo es el epicentro de las noches cartageneras. Justo frente a la iglesia Santo Domingo —el templo más antiguo de la ciudad—, entre las mesas de los bares y la escultura de la gorda Gertrudis, de Fernando Botero, se mueven juglares, caricaturistas, mimos.

La noche seguirá con los exquisitos sabores de la mesa colombiana y con el pegadizo y alegre ritmo de cumbias y vallenatos en las discos El Muelle y Mister Babilla. Pero antes hay tiempo para cumplir con el ritual de dar un paseo en coche por el casco antiguo. Y alentar la ilusión de descubrir el secreto con el que Cartagena hechiza a quien pisa sus calles cargadas de magia y de siglos de historia.

Eduardo Diana, Clarin.