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El Describidor

¿Es la era de las mujeres?

Al parecer, sí lo es. Desde Golda Meier, de Israel, hasta Michelle Bachelet, en Chile, el mundo entero está mostrando una preferencia hacia las mujeres en puestos de mando y alta responsabilidad. Muchos factores influyen en esta tendencia, y uno de los principales es la imagen de equidad y anticorrupción que envuelve al género (pese a que varios estudios han demostrado que las mujeres son tan corruptas como los hombres cuando les dan la oportunidad), y otro es el desgaste del género masculino por su demostrada ineficiencia en materias de economía y creación de empleos y desfachatez en materia de ética. Los ejemplos más recientes, y sin mirar más lejos en la historia, son los gobiernos de Bush en USA, o Blair en UK, o los cientos de gobiernos latinoamericanos que están en ejercicio o antecedieron a los actuales. Ninguno puede pedir el derecho a lanzar la primera piedra.

Esta tendencia incluso esta llegando a sociedades tradicionalmente machistas, como la boliviana. De acuerdo a un estudio reciente realizado por Opinión y Mercado, en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz (centros urbanos que concentran el mayor número de electores en el país), el 39% de los encuestados señaló que prefería que una mujer sea la próxima Presidenta de Bolivia (post Evo Morales), mientras el 36% se inclinó por que sea un hombre. Estas cifras son realmente decidoras viniendo de una sociedad en que los derechos de las mujeres han sido tradicionalmente pisoteados y postergados. Las razones pueden resumirse en una sola: el alto grado de corrupción imperante en la política de este país, y el hecho de que el actual Presidente lo esta haciendo muy bien, pese a que a muchos no les agrada reconocerlo. La lógica es muy simple: si un indio casi iletrado esta haciendo las cosas que no hicieron los blancos y diplomados, y las esta haciendo bien, ¿por qué no una mujer?

Quizás es muy temprano para arribar a conclusiones, pero la tendencia existe… y las tendencias son imparables. La historia lo ha demostrado mil veces.

Carlos Duarte M.

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