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El Describidor

Banquete servido; las almas están de vuelta

El banquete está servido, y a pesar de los tiempos modernos y de la irrupción de otras costumbres, la población cochabambina ha tendido la mesa para esperar a las almas desde hoy a mediodía y congraciarse con ellas, para pedirles, como hace más de 500 años, sus intercesiones con las deidades y con el otro mundo.

Almas. Mesas repletas de alimentos, dulces, frutas, golosinas y t"antawawas o muñequitos de masa dan vida al mast"aku, considerado el banquete con el que hoy a mediodía, según la creencia andina, las almas volverán a este mundo para reencontrarse con sus seres queridos y mediar por ellos ante las deidades.

En las provincias, los dolientes han preparado las comidas favoritas del difunto, y los vehículos con rumbo a los pueblos triplicaron sus salidas.. En la ciudad, las panaderías estuvieron repletas y las ventas de urpus y golosinas se incrementaron masivamente.

Ya en tiempos precolombinos, según refiere el antropólogo Wilfredo Camacho, los habitantes de esta tierra se comunicaban con sus muertos a través de la comida, la bebida y la música. Hoy esa relación se ve amenazada por la vigencia de un conjunto de prohibiciones que relegan la música y la bebida de las celebraciones en los cementerios. El antropólogo atribuye esta postura al desconocimiento de los funcionarios municipales que quieren frenar el excesivo consumo de alcohol con reglas radicales.

El Día de Difuntos, está entre las festividades más arraigadas en el campo y a diferencia de Todos Santos que, se celebra el 1 de noviembre y tiene raíces católicas, dura un mes. La temporada se bautiza en quechua como "Ayamarkaykilla" o mes de los difuntos, y está destinada a recrear el puente entre el mundo de los vivos o anajpacha y el mundo de los muertos jalajpacha, dos dimensiones que se representan con alegorías, como el cielo y la tierra o la luna y el sol, comenta el antropólogo.

Una diversidad de símbolos recibe al Día de Difuntos: escaleras, víboras, canastas, aves, cruces, soles, lunas, roscas y t"antawawas. Gran parte de los elementos que rodean la celebración es producida con harina y azúcar, víveres básicos en la alimentación familiar.

La elaboración de las masitas típicas como las t"antawawas, urpus y maicillos moviliza a decenas de hogares que ven en esta fecha una oportunidad para proveerse del pan en formas diversas, como muñequitos, palomas o rombos a cambio de elevar una alabanza por la memoria del alma.

El armado de la mesa o mast"aku puede ser determinante para que el alma interceda en el más allá por la familia terrenal. Por eso, la celebración cobra mayor importancia en el campo, donde se espera que los difuntos sirvan de puente para que la región tenga lluvias y una buena cosecha.

Aún hoy es común que los residentes de la provincia vayan a sus regiones con cargamentos de frutas y alimentos para tender las mesas para sus difuntos, como reza la tradición. La fuerza de esta costumbre lleva a que el transporte provincial se intensifique.

COSTUMBRES Y EL FERIADO

El mundo andino y quechua celebra el Día de los Muertos o Difuntos el 2 de noviembre con representaciones de mesas o el mast"aku. Luego, el calendario continúa con la práctica de la wallunk"a o columpio gigante, que simboliza la comunicación entre las dos dimensiones: vivos y muertos.

La tradición católica estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos Santos y el 2, como la kacharpaya o despedida del alma.

La Dirección Departamental del Trabajo dispuso tolerancia para el sector público hoy, con horario continuo hasta las 15:00. El trato para el sector privado está sujeto a negociaciones independientes.

El 2 de noviembre es declarado feriado nacional, por lo que las actividades tanto para el área pública como para la privada están suspendidas.

Por tradición, las familias comienzan a recibir a las almas hoy al mediodía y visitan los cementerios el 2 de noviembre. En algunos casos se acostumbra recibir a las almas de los angelitos o niños fallecidos el 31 de octubre.

Katiuska Vásquez P.

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