Blogia
El Describidor

Tierra de lagos y volcanes

Un recorrido por la majestuosa geografía de Pucón y Villarrica, a 780 km de Santiago. Termas, paseos y exquisita gastronomía. El volcán Villarrica, un gigante en actividad con un cráter de 200 metros de diámetro, es el eje de gran parte de las opciones turísticas que ofrece al viajero la zona de Pucón y Villarrica, a 780 km al sur de Santiago, en la IX Región de Chile, que forma parte de la llamada Araucanía.

Tierra sembrada de lagos, volcanes y leyendas del pueblo mapuche, se trata de una zona donde la historia y la cultura de los habitantes originarios de esta parte de América se combinan con dos actividades aparentemente contradictorias pero que se complementan a la perfección: el relax y el turismo de aventura.

La presencia de los volcanes permitió el desarrollo del turismo termal, y en ese rubro las Termas de Huife, ubicadas a orillas del río Liucura, se destacan por la excelente calidad de sus aguas de más de 35 grados y sus grandes piletones, que incluyen una piscina cubierta, todo rodeado por una vegetación dominada por las araucarias.

Las Termas Geométricas, cercanas a la localidad de Coñaripe, son especialmente bellas por su entorno natural y su arquitectura de estilo oriental. Ubicadas en el Parque Nacional Villarrica, las más de 60 fuentes que brotan en la llamada quebrada de Aihué, distribuidas en 16 piscinas con aguas que oscilan entre los 30 y los 42 grados, pueden combinarse con cuatro piscinas de agua muy fría.

En la base del volcán Villarrica se encuentra el centro Ski Pucón, con 20 pistas para todos los niveles y nueve medios de elevación.

El Parque Huerquehue

Algo muy especial, imperdible para sibaritas de tiempo completo, es una excursión que parte de Pucón y permite en 45 minutos llegar a la zona del lago Tinquilco, en el corazón del Parque Nacional Huerquehue.

Esta propuesta implica viajar a través de caminos angostos, con naturaleza en estado virgen, hasta una pequeña casita con reminiscencias orientales donde los encargados de agasajar a los viajeros reservan varias sorpresas para sus visitantes.

Una de ellas es un paseo en kayak individual o para dos personas, durante el cual los organizadores sirven una picada regional acompañada de vinos de excelente calidad.

Sólo es cuestión de acercarse, degustar y disfrutar del silencio absoluto; admirar las montañas y sentirse navegando o flotando sobre un espejo.

Pero no es lo único sorprendente: luego vendrá una caminata por el bosque salpicado de cascadas y en medio de un claro aparecerá otra mesa, esta vez sobre tierra, con una nueva degustación. Quien suponga que ya fueron suficientes sabores por ese día, estará equivocado.

En la casita oriental habrá una comida suculenta, basada en platos elaborados con productos locales, como por ejemplo salmón en diversas preparaciones o lasagna de tres tipos de hongos autóctonos, todo regado con amables vinos y acompañado con exquisiteces de la Escuela de Quesos Afunalhue.

La gastronomía local, fuera y dentro de los hoteles, suele combinar comida internacional con productos característicos de la tradición mapuche.

De leyendas y museos

El parque turístico, científico y ecológico Cuevas Volcánicas, en la ladera norte del volcán Villarrica (Ruka Pillán, en lengua mapuche), es uno de los paseos distintivos. El túnel lávico en el que se recorren grandes bóvedas y se conocen los distintos tipos de lavas y minerales subterráneos, el simulador de fumarola eruptiva llamado Cráter Adventicio y el canopy son otras de las alternativas que sorprenden al viajero.

Tampoco hay que dejar de visitar el pequeño Museo Mapuche —atesora piezas del año 400— y a la señora Irma, que recibe en su ruca —vivienda típica de madera y paja— a los turistas para contarles leyendas de su pueblo y ofrecerles comidas básicas de aquellos que aún resguardan sus costumbres y su idioma, el mapudungún, una lengua cuyo alfabeto tiene 7 vocales.

María Zacco, Clarin.

0 comentarios