Blogia
El Describidor

¿Qué esta pasando en Bolivia?

Nada. Así de simple. Por lo menos, nada que pueda crear preocupaciones tan fuertes como para pensar que el mundo se va a acabar. La prensa interna interesada, citada por personas del exterior con intereses semi velados u oscuros, crea desastres y perfila calamidades: guerra civil, un país que se divide, supuestos complots para asesinar al Presidente, venezolanos y cubanos hasta en la sopa, etc. Es cierto que las noticias son alarmantes (porque provienen de fuentes interesadas en alarmar), pero hay que saber filtrarlas y evaluarlas en su propio contexto. El boliviano es un pueblo que siempre vivió en la incertidumbre, al punto que su mayor seguridad es la inseguridad, y con los 23 años que llevo viviendo aquí y compartiendo con sus clases dirigentes y de las otras, les aseguro que he visto situaciones peores que la actual.

Cuando afuera leen que los mineros se agarraron a dinamitazos, se espantan. Lo que no saben es que aquí los "cachorros" de dinamita se utilizan hasta en los partidos de fútbol, y que no existe concentración política o de cualquier tipo que no tenga sus dinamitazos de por medio. Cuando leen que hay armas en poder de particulares... ¿donde esta la novedad? ¡Si aquí todos estamos armados ya que comprar un arma es tan difícil como comprar un chicle! Por lo menos en el oriente boliviano; incluso en el Beni hay poblaciones que más parecen del viejo oeste que de nuestra América morena, ya que las pistolas y revólveres se exhiben sin ningún complejo. Es que no se puede entrar a la selva sin un arma al cinto.

La oposición política prácticamente no existe, y ha sido reemplazada por los movimientos cívicos. A su vez, estos últimos no las tienen todas consigo, y lo demostró el último paro del más poderoso, el de Santa Cruz. Por otra parte, no es el MAS el gran bastión del Gobierno sino los “movimientos sociales”, remedo de sopa de muchos ingredientes. Es decir, la política sigue en manos de seres invisibles, y por eso sigue sin calentar al gran pueblo.

El Presidente Evo Morales es una persona inculta, pero muy sagaz. Tiene la astucia del bicho del monte. Ha hecho de la supervivencia una especialidad, y las enseñanzas de las calles las sabe aplicar muy bien. ¿Que está presionando? ¡Claro que lo esta haciendo! Si para eso le pagan. ¿Logrará algo con esas presiones? Lo dudo mucho... ya el pueblo comienza a retirarle su confianza, y los porcentajes de popularidad en baja lo comprueban. Lo mismo sucede con su Vicepresidente, que de inteligente y moderado está pasando a bufón y bocón. Parece que a ambos los ha afectado el trabajar 20 horas diarias.

Cuando el Gobierno toma medidas de tipo extraordinario, como nacionalizar la minería (en pocos días más), él sabe muy bien la cantidad y calidad de callos que esta pisando o pisará. Igualmente con la tierra y toda su problemática. Lo mismo sucedió con los hidrocarburos: muchos lloraron con el trato que se dispensó a Petrobras, y pensaron que el mundo se venía encima, que el país no tendría ingresos, que sin Lula no valía la pena vivir. ¿Y ahora? Hoy, en un par de horas más y aquí en Santa Cruz, el Presidente Kirchner de Argentina firmará contratos con Bolivia por 27 millones de BTU diarios (Brasil es 33 mill. BTU) a US$ 5, y prácticamente reemplazará a Brasil de su matriz de ingresos. Con esto se desactivan las amenazas de Petrobras de querer irse, de dejar Bolivia en pocos años, de invertir alternativamente en Perú. Es la última tapa en la cara a Lula, y todavía nadie sabe el porqué. ¿Qué habrá problemas en el corto plazo? Por supuesto, ¿quién no los tiene o no los tendrá?

Hablan de comunizar al país, ponen en el tapete la segregación, se llenan la boca con Chávez y Fidel, describen lo que pasa como si cada uno de nosotros tuviéramos un venezolano infiltrado en la casa o un cubano en la oficina. ¿Cuál es la realidad? Conocemos a venezolanos y cubanos… cuando los encontramos en los cafés de la Av. Monseñor Rivero (en Santa Cruz) o en El Prado (en La Paz o Cochabamba). Y hay un montón de cubanos en los consultorios de los pueblos pobres, y venezolanos asesorando a los militares. ¿Qué eso basta para terminar con la democracia boliviana? Para empezar, la tal democracia en Bolivia no existe; lo que existe es un acomodo entre bomberos en que nadie se pisa la manguera. Y segundo, este pueblo esta vacunado contra todo. Si cuando apareció el bacilo del cólera, dejó la tendalada en el norte chileno y en Perú, Ecuador, pero llegó a Bolivia… y el que murió fue el bacilo.

¿Golpe de estado? Si hasta yo me la creí hace un mes atrás, cuando la situación fue realmente tensa y salimos a la desbandada a comprar víveres para no asomar la nariz a la calle. Pero, todo pasó y todos recuperamos la cordura y la alegría de vivir. Que hay gentes que lo quieren ¡claro que la hay! ¿Cómo no va a querer que este Gobierno se caiga el que tiene 60.000 Hás. de tierras mal habidas o desocupadas? ¿Cómo no lo va a querer el que le ha robado una laguna a todo un pueblo para pasear en su moto náutica? ¿Cómo no lo va a querer el que gana todas las licitaciones del Servicio Nacional de Caminos? Ahora bien ¿qué queremos los demás? Que nos dejen trabajar tranquilos, y que se dejen de pavadas, que si creen que nos tragamos esos argumentos de la opresión y la liberación de los pueblos, es que están leyendo mal.

¿Evo comunista? Mmmmmm... Evo es un oportunista, que gusta del poder y busca mantenerlo. El sabe que no puede irse de frente contra "las oligarquías" porque aún son poderosas. Habla, amenaza, patalea, acusa de todo, se queja de nada... y no pasa nada. Evo sabe que no puede irse de frentón contra el poder económico, por una razón muy simple: no son las oligarquías las que tienen ese poder, es su propia gente. Son los comerciantes en los mercados y en las fronteras, los contrabandistas hormigas, son los transportistas urbanos e interprovinciales, son los mineros cooperativizados y de los otros, son los campesinos que abastecen las ciudades y los cocaleros. Es el llamado "poder informal" el que tiene la plata en este país, y esa es la gente de Evo. ¿Los oligarcas? La mayoría esta quebrado o con sus balances chorreando sangre (de rojos). Que existen, existen. Como los brujos. Pero los de verdad están en el exterior, a salvo, y los que quedaron en el país ni siquiera tienen para pagarse el pasaje a algún paraíso fiscal. Evo sabe que debe cuidarse del poder económico, y sabe también que éste no esta en la derecha sino en sus amadas bases populares. Es de ellas que debe cuidarse, y se cuida. Lo demostró escondiéndose cuando los enfrentamientos en Huanuni. Lo demuestra haciéndose el loco en forma terca ante los clamores de todos los sectores, incluidas las viudas de Huanuni. Y lo demuestra haciendo acusaciones absurdas, sin sonrojarse siquiera, para emborrachar la perdiz.

¿Que muere gente? Si aquí siempre ha muerto gente, y no serán las lágrimas hipócritas las que los hagan despertar. El boliviano de a pié sabe que al despertar en la mañana no tiene la seguridad de si volverá a dormirse en su cama. Le sucede al minero, al campesino, y hasta al urbano por la delincuencia. Esa es una realidad que todos los que vivimos aquí la llevamos internalizada, aunque no nos guste. Así que unos pocos muertos más ¿a quién impresionan? ¡Por supuesto que no debería suceder! Pero… sucede.

¿Problemas? Muchos, y seguirán habiendo. En el oriente, por las tierras, cuya posesión anuncia la próxima matanza (quizá, porque aquí en el oriente no se sabe quién va a pelear y contra quién). La tierra siempre ha sido una buena excusa para que los hombres se maten, aunque en este caso ambas partes tienen razón (existen los terratenientes, con tierras mal habidas y abusos cometidos, y existen los grupos avasalladores y potenciados por el Gobierno). En el occidente, son las minas, y posiblemente habrá otra matanza ahora que las piensan nacionalizar. Pero tampoco es para preocuparse: Huanuni no fué ni la primera ni será la última ocasión en que los hombres se maten por unos kilos de metales malditos. Durante los últimos gobiernos hubo más muertos... y en poco tiempo más los volveremos a ver en los noticieros. ¿Los hidrocarburos? Nadie se mata por eso.

¿Qué viene a continuación? Seguirá el show. Exactamente: el gran show. La izquierda contra la derecha (en las calles y en la TV). Los campesinos contra todo el mundo (después de todo, fueron ellos los que se tragaron 500 años de discriminación, masacres, violencia, y todos los etcétera que se les antoje; sus “defensores” nacieron después, y están por verse sus intenciones verdaderas). La Asamblea Constituyente, un fracaso desde el principio: una encuesta revela que el 72% piensa que más que mejorar las cosas empeorarán con la bendita Asamblea, y que es un juguete del Evo y no del pueblo boliviano. Por todos lados se escuchan palabras altisonantes, a veces desde una fuente insospechada, como la de un Vicepresidente lampiño y delicado que habló de "matar" cuando lo más seguro es que nunca haya matado ni a una mosca y si ve sangre se desmaya. O un Senador de la oposición hablando de moral y decencia, cuando fueron ellos los que acabaron con esos valores. Seguirá el show, y no pasará nada. Los que vivimos aquí lo sabemos, y seguimos tranquilos comprando y vendiendo, haciendo los buenos business.

Si es que todo esto hubiera sucedido en Chile, con toda esta alaraca de guerras civiles, matanzas y todo eso, ya se hubieran vaciado los bancos en una hora y los aeropuertos y las carreteras hubieran estado llenos de aspirantes a prófugos... ¿y aquí? Según las últimas cifras aumentaron los depósitos y las colocaciones en el sistema financiero, bajó el déficit fiscal, y esta aumentando el ingreso per cápita (por los miles de emigrantes a España y otros países). ¡PLOP! ¿Quién entiende a Bolivia? Sólo... los bolivianos.

Carlos Duarte M.

0 comentarios